¿Se comunica la divinidad con nosotros por escrito?

 

“Cause you know sometimes words have two meanings”

Stairway to heaven, Led Zeppellin.

¿Han jugado teléfono descompuesto? ¿Se han percatado qué tan fácil es ir cambiando un mensaje hasta el punto en que no se parece nada o muy poco al mensaje original? ¿No será esto algo que esté pasando hoy en día, o desde siempre, con las enseñanzas de los grandes maestros de la humanidad? En este sentido ¿será el lenguaje escrito un medio confiable para que la divinidad se comunique con nosotros? ¿Tenemos buenas razones para considerar a la palabra escrita como un medio confiable para transmitir fielmente mensajes de una cultura a otra o de un tiempo pasado distante a uno presente?

Si tomamos en cuenta los múltiples factores que pueden afectar tanto al sentido original de un mensaje como a su comprensión plena, neutral y objetiva por un receptor cualquiera en una región distante del espacio y tiempo en el que dicho mensaje fue emitido, necesitamos reconocer que existen infinidad de problemas nada simples de resolver, si es que son acaso resolubles. Nos enfrentamos a cuestiones como errores de traducción, interpretación y copiado, así como filtraciones de la subjetividad y circunstancias culturales y axiológicas de los traductores, lucha de poderes entre los involucrados en la interpretación y legitimación de los textos, conflicto de intereses entre diferentes escuelas hermenéuticas, entre otros. Esto fue lo que sucedió en el concilió de Nicea donde una interpretación se impuso y las otras fueron condenadas a la hoguera y la desaparición, mientras que sus defensores fueron encarcelados, perseguidos, torturados y asesinados. También tenemos problemas de conservación propios del paso del tiempo como pérdida de contenido, partes ilegibles, borrosas y dañadas, además de otros aspectos que dificultan la traducción y transmisión literal y de significado cuando hay desaparición de lenguas y sus referentes culturales. A esto debemos sumar la pérdida de referentes culturales, simbólicos y axiológicos, así como la inconmensurabilidad entre ciertos conceptos y sus significados entre una lengua y otra. De tal forma que, como se puede ver, existen no pocos problemas que dificultan seriamente la transmisión de un mensaje entre aquel que lo emite y aquel que lo recibe.

 

Todos estos problemas nos llevan a cuestionarnos sobre las limitaciones y la falibilidad de la escritura como un medio eficaz y fiel de transmisión de sentido respecto algo tan fundamental y relevante como la conexión con la divinidad. ¿Usaría la Divinidad un medio tan manipulable, parcial, mutable y falible como único canal o canal principal para conectar con nosotros? ¿Ignoraría una entidad absoluta y omnisapiente lo frágil y vulnerable de este medio conociendo nuestra propia naturaleza y nuestras limitaciones así como las del lenguaje para privilegiar este medio? Obviamente no lo sabemos con certeza, pero creemos que no.

Para evitar sesgos respecto a las diversas tradiciones, denominaremos como “La Divinidad” a la intuición de que hay “algo otro más grande que uno mismo”, sea que le llamemos: The Force that binds the galaxy together, Dios, Nirvana, Alá, Tao, etc. Estas palabras intentan nombrar lo innombrable. ¿Pues cómo podría una consciencia limitada conocer a plenitud una consciencia ilimitada? En este sentido el objeto al que se refiere la palabra es incognoscible, pero no por incognoscible es no-intuible, aunque sea de forma parcial e imperfecta. De aquí que en cada cultura se ha elaborado un bosquejo y descripción de esta intuición de manera más o menos detallada.

Ahora, si suponemos que la divinidad es sabia, bondadosa y busca nuestro bien, así como el contacto con nosotros, ¿qué mecanismos usaría la divinidad para contactarnos? Nuestra respuesta es que el lenguaje escrito no sería la mejor opción dadas todas las dificultades, problemáticas y limitaciones que presenta.

Pensemos que el ser humano se fue adaptando por miles de años a una forma de comunicación donde las palabras junto con los movimientos corporales, gestos faciales y tonos en la voz eran relevantes para interpretar al otro de forma más acertada, el llamado lenguaje no verbal. Todo esto se pierde por completo en el lenguaje escrito. Por eso es tan difícil de interpretar mensajes en las redes sociales, ya que nos falta todo ese apoyo no verbal. ¿No sucederá algo similar con los llamados textos sagrados y sus actuales interpretaciones? Por otro lado, el ser humano tiene en el planeta 200,000 años y el lenguaje escrito apenas 6000. ¿Se habrá olvidado la divinidad del ser humano por 194,000 años?

Si respondemos que no a la pregunta anterior, cabría preguntarse cuál o cuáles mecanismos hubiera utilizado la divinidad para contactarnos. Repito, si consideramos que es bondadosa, omnisapiente, busca nuestro encuentro y es consciente y considerada de nuestras limitaciones y particularidades. Algo lógico sería pensar que no utilizó únicamente un modo, sino diversos modos para de esta manera aumentar las posibilidades de éxito, y si estos modos además son contrastables y coherentes entre sí, dificultaría mucho las malas interpretaciones y los errores. En resumen, si bien no todos los caminos llevan a Roma, tal vez muchos caminos lo hagan.

Plantearemos cuatro modos posibles, diferentes e interconectados en que la divinidad pudo haber diseñado mecanismos para contactarnos, enseñarnos, guiarnos y darnos apoyo sin utilizar la palabra escrita como medio exclusivo.

1) La realidad como el evangelio según la divinidad. Es decir, el cosmos mismo, todo lo que nos rodea, la naturaleza como el discurso vivo y presente en todo momento de la divinidad hacia nosotros. En este sentido la realidad es la huella digital de la divinidad, por lo que para conocer al creador, hay que conocer lo creado. El mundo físico y tangible que nos rodea sería, en cierto modo, la voz de la divinidad hablándonos.

2) Isostenia, complementariedad y coherencia externa entre las diferentes versiones de la divinidad. Einstein decía que todos somos ignorantes pero que no todos ignoramos las mismas cosas. Si pensamos en la divinidad como un inmenso rompecabezas donde a lo largo del tiempo las diferentes personas y culturales han intuido o vislumbrado de manera imperfecta y limitada ciertos aspectos de esta divinidad, la suma y comparación de estas múltiples versiones podría darnos indicios de una visión más completa y menos sesgada de la divinidad. Rescatando las partes que se repiten en diferentes tradiciones podríamos darnos una idea de lo más acertado de estas posturas, como propuso el médico Sexto Empírico para reconocer el mejor tratamiento médico entre muchos diferentes tratamientos posibles.

3) Isostenia, complementariedad y coherencia externa entre los diferentes campos del saber. Del mismo modo, si sumamos lo aprendido hasta ahora en los diferentes campos del saber y encontramos coincidencias, tenemos buenas razones para creer que eso tal vez sea correcto o cercano a algo verdadero. Tal vez no perfecto, pero sí bastante aproximado. Si buscamos lo que hay en común entre las Ciencias Naturales, Ciencias Humanas y Ciencias del Espíritu, podremos formarnos una idea mucho más amplia y mucho menos ingenua y parcial de lo que podría ser la divinidad y lo que podría o no esperar o querer de nosotros.

4) La ruta interior. Prácticamente todas las tradiciones hablan de que hay que buscar dentro de uno mismo, llámesele libre albedrío, voz interior, alma o espíritu, muchas tradiciones consideran que lo divino habita ya dentro de nosotros, ya sea como soplo o esencia, la introspección, el buscar dentro de nuestra propia consciencia la conexión con la divinidad, parece ser tanto un lugar común entre las diferentes tradiciones, como un imperativo moral. Como decía Tomas de Aquino, es necesario actuar acorde a los dictados de la propia conciencia, lo cual también es un punto clave de la ética contemporánea y su apego al respeto de la autonomía como principio moral fundamental.

Estas cuatro formas de pensar la comunicación con la divinidad no pretenden ser absolutamente correctas, ni tampoco únicas, pero serían bastante útiles y eficaces para evitar los problemas propios de la escritura y el dogmatismo. Por otra parte, todas ellas son capaces de poderse corregir, ampliar, revisar, cuestionar, etc., lo que nos permitiría el desarrollo de una espiritualidad crítica, reflexiva y verdaderamente cosmopolita.

No hay duda de que todo aquello referente a la divinidad es un tema controvertido, pero tomar en cuenta estas cuatro posibilidades alternativas tal vez pueda ayudarnos a crear puentes de entendimiento entre todos los habitantes del planeta, en un trabajo conjunto y coordinado respecto de un tema que nos ha sido significativo durante toda nuestra historia.

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