Bon Jovi – New Jersey, 1988.

Este disco se cocinó muy rápido, medio a fuerzas. Bon Jovi venía del exitazo de su álbum previo y esa siempre es una presión bien grande. No imagino el enorme estrés que debe sentir el artista para mantener el éxito y la reputación recién ganada. Como había que aprovechar el vuelo y conseguir las mismas o mejores ventas, la gira ya estaba preparada pero el disco aún no estaba acabado.

De modo que todos se pusieron manos a la obra, exprimiendo hasta la última gota de talento puro y apresurado y, aunque parece una historia de terror, la genialidad, que se mantiene en una línea muy delgada entre las grandes hazañas, el fracaso y la locura, salió a flote y Bon Jovi terminó el disco para salir de gira.

Podemos decir que el álbum logró su objetivo, pero sería injusto decir que fue un disco mediocre, como mucha gente piensa, si lo escuchamos con calma, olvidando la rapidez de su cocción, fuera de prejuicios notaremos su valía. El tiempo ha dado su lugar a New Jersey: un disco fenomenal, de aquellos poquitísimos; bueno en música, en letras y, además, multiplatino.

Entonces, sin más palabrerías, les pediría que por favor me presten sus oídos y una correa para amarrar y presentarles este perro disco:

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